Buenos Aires, fin de siglo

La última década del siglo XIX marca una serie de hechos cruciales para la historia de Buenos Aires, que se convertirá definitivamente en una capital moderna y desarrollada, con todas sus implicaciones positivas y negativas. En esta ciudad en plena metamorfosis es donde el polifacético Holmberg desarrolla su actividad académica, dirige el Jardín Zoológico y escribe sus novelas policiales.

«Cuando el coche paró en la dirección señalada, echamos pie a tierra junto a una casa de aspecto decente». Fuente: Argentina Vintage

Son los años en que Argentina recibe la primera gran oleada de inmigración italiana y española (gallegos y vascos en su mayoría), aunque también de muchas otras nacionalidades; el censo de 1895 demuestra que en Buenos Aires la población de origen local (318.361) ya es minoría frente a los inmigrantes extranjeros (345.493). Muchos de ellos se instalan en los barrios al sur del centro, como San Cristóbal y San Telmo, zona que había sido abandonada por las familias patricias de la ciudad tras sucesivas epidemias de fiebre amarilla. Se dibuja así un nuevo paisaje: donde hasta mediados de siglo vivieron notables como el poeta Esteban Echeverría (citado por Holmberg en el primer capítulo de La bolsa de huesos) proliferan por miles los inmigrantes, empleados en las nuevas fábricas que se van instalando en el arrabal. Gracias a los intercambios culturales cristaliza, aquí y ahora, el fenómeno argentino por antonomasia: son los inicios de la Guardia Vieja, el movimiento fundacional del tango.

En la calle Europa (hoy Carlos Calvo) no sólo se encuentra una vivienda donde se produce un hallazgo importante para nuestra novela; también la popular casa de baile de María “la Vasca” donde el compositor Rosendo Mendizábal estrena en 1897 El entrerriano, que la leyenda considera el primer tango. En la paralela siguiente, la calle Comercio (hoy Humberto 1º), se alza el antiguo edificio de la Escuela de Medicina donde estudió Holmberg, pero en 1895 entra en funcionamiento la nueva Facultad, más al norte, junto al flamante hospital de la calle Córdoba. ¿Cuál de ambas es la que visitan los protagonistas de La bolsa? Cabe pensar que la segunda, pero las referencias de Holmberg a los escenarios de su trama siempre son deliberadamente vagas.

La antigua Escuela de Medicina y la nueva Facultad inaugurada en 1895. Fuentes: Wikipedia y Comisión Nacional de Monumentos

Subiendo desde San Telmo hacia el centro, cruzamos la Avenida de Mayo, recién inaugurada en 1894, primer gran bulevar de la ciudad concebido para ser su eje. A partir de aquí se despliega el Buenos Aires más burgués. En calles como Florida, Esmeralda o Cuyo abundan los cafés y los restaurantes afrancesados de moda, las rôtisseries; no es casualidad que Holmberg siente a comer a sus protagonistas en una de ellas. A pocas cuadras se extiende la calle Tucumán, otra de las que son nombradas explícitamente en la novela, y por la que se llega hasta las proximidades de la estación de Centroamérica (hoy Pueyrredón), zona en la que tiene lugar el desenlace de la historia.

La calle Tucumán en los primeros años del siglo XX. Fuente: Patricia Nora Galazzo

Ya al norte de la ciudad, el barrio de Palermo luce reservado para las clases más acomodadas. En una de sus quintas (villas) creció Holmberg, cerca de donde se instala en 1888 el Jardín Zoológico de Buenos Aires que él mismo dirige desde su fundación hasta 1904, y cerca también del popular cementerio de la Recoleta donde será enterrado. Mientras, al este, la construcción de Puerto Madero, que separará para siempre el Río de la Plata de los barrios históricos de San Nicolás, Montserrat y San Telmo, se encuentra en sus últimas fases; las obras concluirán en 1898. Sin embargo, en apenas una década quedaría obsoleto para su función portuaria y reconvertido en barrio, constatando el fracaso del proyecto.

Esta es la ciudad que nuestro protagonista encuentra al regreso de un viaje largo y penoso…

Plano de Buenos Aires en 1895. Fuente: Archivo General de la Nación Argentina

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